VOCACIÓN VERSUS DESAFÍO

VOCACIÓN VERSUS DESAFÍO
Escribe: Hugo Gumiel Chacón

Al inicio de una gestión, ya sea por orden del destino o de una autoridad, ingresamos predispuestos a ocupar y dedicarnos profesionalmente de un aula y tomando responsabilidades. Pero ¿cómo lo hacemos?, ¿con desafíos o con vocación?, ni con el uno, ni con el otro; si no con los dos. Quiero analizar estas dos palabras tan mal utilizadas en el que hacer pedagógico y lo usamos indiscriminadamente e incluso sin saber su sentido y la cabalidad de su mensaje en la comunicación educativa.

Vocación. 1. (Del lat. vocatĭo, -ōnis, acción a ser llamado). f. Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente de la religión. 2. Inclinación a cualquier estado, profesión o carrera. 3. Llamamiento. Dedicarse a algo para lo cual se tiene disposición, o mostrar tenerla para cosas en que se ejercita con amor.

Desafío. 1. (De des- y afio) Reto. m. Acción y efecto de desafiar. 2. Rivalidad, competencia. 3. t. Carta o recado verbal en que los reyes de Aragón manifestaban la razón o motivo que tenían para desafiar a un rico hombre o caballero, en un desafío. Contender, competir con alguien en cosas que requieren fuerza, agilidad o destreza. 4. Enfrentarse a las dificultades con decisión. 5. Competir, oponerse a otra, romper la fe y amistad que se tiene con alguien.

“Un solo cuerpo y un solo espíritu, como fuimos llamados en una misma esperanza de nuestra vocación” Efesios 4:4

Como profesionales sabemos la consistencia de un maestro excelente; 1. La aptitud necesaria para el mejor desempeño. 2. La personalidad más adecuada. Y 3. La preparación indispensable para el buen ejercicio profesional. Partiendo de estas premisas de trabajo, sacamos conclusiones de la manera de ejercer la docencia con calidad y desarrollando todo aquello que nos interesa hacer en el curso.

Conocemos que el maestro contemporáneo hace pensar antes que hacer repetir, hace crear antes que copiar. Caso contrario, está causando un daño irreparable a esos alumnos y por ende a la sociedad que le confió, la historia, el presente y su futuro. El maestro está obligado a despertar todas las aptitudes de sus pupilos con amor, pues más tarde esos aprendizajes se estarán volcando en servicios de su entorno donde vive. El maestro tiene una nueva generación en sus manos que tiene que adaptarlos primero a las condiciones nuevas de su medio social y segundo proyectarlos con criterio para el futuro, para eso tiene herramientas de preparación en psicología, pedagogía y didáctica que son las artes para enseñar.

El magisterio tiene que ser una profesión de vocación. El maestro animado por simple finalidad de lucro, con una pedagogía practicada sin amor, es un profesional mediocre.

La sociedad entrega a sus niños a la escuela, como al jardinero las semillas, para que este seleccione los granos (diagnóstico). Haga los almácigos, regarlos, protegerlos, apuntalarlos, clasificarlos, separar las malezas para que salga bella y lozana la más admirable flor del universo.

El maestro excelente hace lo mismo con los estudiantes para que salga un hombre de admiración que interese a la sociedad donde se desenvolverá con el mayor número de aptitudes, actitudes y vocaciones

El maestro excelente no es un autómata repetidor de programas, ante todo es un animador de las vocaciones múltiples que laten en las neuronas de los niños que están buscando aplicaciones desesperadas y eficaces. Educar es un arte agradable donde no hay límites en las capacidades de aprender y de enseñar. Donde el profesor se permite ser maestro y alumno a la vez lúdicamente.

Como se ha visto en el gráfico anterior, los sinónimos nos llevan a discriminar con seguridad la personalidad de un maestro con excelencia, con sabiduría, con aptitud para adaptarse al cambio del momento que se realiza en nuestro entorno.

La excelencia está relacionada con la personalidad. Muchas de las cualidades que tiene el maestro en su que hacer de la enseñanza eficaz en el aula y fuera de ella son también la vida creativa. Todo maestro tiene potencialmente, capacidad creadora, que puede ser desarrollada desde la literatura (confección de textos), el arte (pintura y dibujo), la música (danza y canto), la expresión de las ideas (opinión).

Los maestros con espíritu de calidad y excelencia se hallan en óptimas condiciones para preparar buenos ciudadanos para una sociedad verdadera y libre, personas que sepan enfrentar al futuro desconocido y de la nueva tecnología.

La creatividad motiva, abre nuevas rutas a la exploración, amplia el alcance de los conocimientos y la posibilidad de desarrollar aptitudes, actitudes y habilidades que continuarán evolucionando, mucho después de que el niño abandone la escuela.

Lo opuesto es: el cumplimiento comprometido, el desarrollo curricular, el de mantener las responsabilidades y las actitudes mecánicas de aprendizaje.

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